Sarah es una mujer atrevida, divorciada, que se considera una gata libre e indómita en materia sentimental, y que trabaja en un despacho de abogados en Londres, pero su sueño es ser escritora erótica sobre el mundo BDSM, en particular, porque, aunque nunca ha sido ni sumisa ni Ama, siente fascinación por aquel peculiar mundo de placer y dolor, donde el único límite entre las partes es el consentimiento, o quizás, porque le gustaría encontrar a ese Amo ideal, que alguien llamado Wicked describió y ella encontró mientras curioseaba por internet, dejándola con ganas de tropezarse en su vida con alguien así, alguien a quien considere merecedor de rendirle su voluntad de gata.
Dispuesta a cumplir sus sueños por fin, un día Sarah compra unos cuantos libros para documentarse sobre el BDSM, y en uno de ellos su autor, Donovan White, que se cataloga asimismo como Amo y escritor, facilita su correo para qué sus seguidores le puedan escribir, si quieren. Sarah en un primer momento duda si es una buena idea ponerse en contacto con él de aquella curiosa forma, porque no quiere ser malinterpretada por el escritor y que éste piense que solo quiere ser otra más de sus adiestradas, pues lo que pretende más bien son conocimientos de mano de alguien que dice ser un Amo. Necesita a alguien que la guíe por aquel laberinto y él le parece una buena opción, solo eso. Y así, sabiendo que no pierde nada, porque el no ya lo tiene, si no lo intenta, terminará escribiéndole planteándole un juego, con el que pretende no perder el control de la situación y cumplir a su vez con su sueño, que es escribir un libro erótico sobre el mundo BDSM, aunque sea a medias con otro escritor, con Donovan.
La respuesta del escritor no se hace esperar, pero declina el curioso ofrecimiento que le hace llegar Sarah en su correo, porque él no hace nunca libros a dos manos.
Sin embargo, Sarah le ha llamado la atención lo suficiente como para estar interesado en ver hasta dónde le lleva aquel sedal, que le ha lanzado aquella mujer, y se propone dar caza a aquella inesperada presa, que se ha plantado decidida ante su puerta, intuyendo por su curioso correo que Sarah encierra en sí misma a una prometora sumisa, aunque ella crea que no lo es. Sumisa que él está dispuesto a adiestrar, si se deja, aunque aún no se lo ha pedido, apuesta que lo hará, y de momento, para no aburrirse, jugará con ella un poco. Por eso en compensación a su negativa le ofrece a Sarah morder una prohibida manzana: la de la sumisión. Si la muerde, jugará a domarla. ¿Terminará mordiendo Sarah aquella envenenada manzana que le ofrece Donovan?.
Sarah, sin pretenderlo, comienza la ascensión de una tortuosa escalera por el peculiar mundo BDSM de la mano de Donovan, viéndose envuelta en una vorágine de redescubrimiento personal, sexual y moral, cambiando para siempre quién es. Su iniciación como su sumisa.
Recorriendo un camino donde ambos se pondrán a prueba para darse cuenta de que nunca puedes decir que de esta agua no beberé, porque siempre terminará habiendo una circunstancia que te obligará a beber hasta saciarte, aunque puedas intuir que lo que bebes pueda ser un veneno sin antídoto.